EL HIPERTEXTO


HIPERTEXTO: Texto que se lee secuencialmente
Nueva dinámica de lectura y escritura en el medio electrónico, más virtual que físico.



La palabra hipertexto, empleada primeramente en los años sesenta por Theodor H. Nelson: «Con "hipertexto", me refiero a una escritura no secuencial, a un texto que bifurca, que permite que el lector elija y que se lea mejor en una pantalla interactiva. De acuerdo con la noción popular, se trata de una serie de bloques de texto conectados entre sí por nexos, que forman diferentes itinerarios para el usuario». Se refiere a un tipo de texto electrónico, una tecnología informática radicalmente nueva y, al mismo tiempo, un modo de edición; implica un texto compuesto de fragmentos de texto -lo que Barthes denomina lexias- y los nexos electrónicos que los conectan entre sí. Este medio informático que relaciona información tanto verbal como no verbal crea un texto que el lector experimenta como no lineal o, mejor dicho, como multilineal o multisecuencial.
El hipertexto electrónico facilita muchísimo el seguimiento de las referencias individuales así como la navegación por todo el campo de interrelaciones, que también se vuelve muy evidente. Este cambio en la facilidad para orientarse en ese contexto y acceder a las referencias individuales afecta radicalmente tanto la experiencia de la lectura como la naturaleza de lo leído. Por ejemplo, si un artículo se encontrara en un sistema de hipertexto que tuviese nexos con todo el material citado, pasaría a formar parte de un sistema mucho más extenso, en el que la totalidad podría resultar más importante que el documento individual; el artículo se encontraría entonces mucho más entrelazado al contexto que su homólogo impreso. El hipertexto difumina las fronteras entre lector y escritor.
Imaginar una nueva experiencia de leer y escribir

Mikhail Bakhtin ha escrito acerca de la novela dialogística, polifónica, con una multiplicidad de voces, que según él «está construida, no como el conjunto de una única conciencia que absorbiese en sí misma como objetos las otras conciencias, sino como un conjunto formado por la interacción de varias conciencias, sin que ninguna de ellas se convierta del todo en objeto de otra». La descripción de Bakhtin de la forma literaria polifónica presenta las novelas de Dostoievsky como una ficción hipertextual en la que las voces individuales asumen la forma de lexias. En términos de hipertextualidad, ello apunta a una calidad importante de este medio de información: el hipertexto no permite una única voz tiránica. Más bien, la voz siempre es la que emana de la experiencia combinada del enfoque del momento, de la lexia que uno está leyendo y de la narrativa en perpetua formación según el propio trayecto de lectura.

Una de las características fundamentales del hipertexto es estar compuesto de cuerpos de textos conectados, aunque sin eje primario de organización. En otras palabras, el metatexto o conjunto de documentos, el ente que se conoce como libro, obra o texto en el campo de la imprenta, carece de centro. Aunque esta ausencia de centro pueda crear problemas al lector y al escritor, también significa que cualquier usuario del hipertexto hace de sus intereses propios el eje organizador (o centro) de su investigación del momento. El hipertexto se experimenta como un sistema que se puede descentrar y recentrar hasta el infinito, en parte porque transforma cualquier documento que tenga más de un nexo en un centro pasajero, en un directorio con el que orientarse y decidir adónde ir a continuación. En todos los sistemas de hipertexto el lector puede escoger su propio centro de investigación y experiencia. Lo que este principio significa en la práctica es que el lector no queda encerrado dentro de ninguna organización o jerarquía.
Los nexos electrónicos desplazan los límites entre un texto y otro, entre escritor y lector y entre profesor y estudiante. Tan básicos y radicales son estos efectos que nos fuerzan a constatar que muchas de nuestras actitudes e ideas más queridas y frecuentes hacia la literatura no son sino el resultado de determinadas tecnologías de la información y de la memoria cultural, que proporcionaron el entorno adecuado para dichas actitudes e ideas. En otras palabras, el hipertexto ancla en la historia muchos de nuestros supuestos más difundidos, haciéndolos descender del éter de la abstracción y parecer meras consecuencias de una tecnología dada, arraigada en un tiempo y lugar dados.




BIBLIOGRAFIA
George P. Landow
Hipertexto: La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología
Ediciones Paidós

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