El ser humano es sociable por naturaleza, siempre ha tenido la necesidad de relacionarse con otros y más que relacionarse la necesidad de vivir en conjunto, de compartir ideas, vivencias, tradiciones, crear cultura; es de esta manera como se han ido formando las comunidades. Al comenzar la nueva era virtual, no se reprimió la necesidad de comunicarse con los demás, muy por el contrario esta necesidad se expandió y al comenzar a compartir tiempo y espacio (no físico), intereses e ideas con otros cibernautas es como se crearon las comunidades virtuales.
Rheingold define a las comunidades virtuales como: “agregados sociales que emergen en la Red (internet) cuando suficientes personas llevan a cabo discusiones públicas por suficiente tiempo y con suficiente sentimiento humano, para formar nexos de relaciones personales en el ciberespacio”.
Hay quienes afirman que este nuevo tipo de comunicación es un obstáculo más que un avance, que convierte más impersonales y frías las relaciones humanas, pues en la actualidad uno prefiere enviar un correo electrónico a su pariente que vive en otro país que llamarlo para escuchar su voz o incluso ir a visitarlo. Si es verdad que con el empleo de las nuevas tecnologías, <
CONCLUSIONES
La clave está en reconocer los límites. No podemos retroceder ni ignorar los avances tecnológicos que se nos presentan día a día, tenemos que aprender a vivir con ellos pero también a no depender de ellos, ¿Quién maneja a quién? ¿Quién decide qué? De cada cosa hay que tomar lo mejor pero sin dejar a un lado lo que nos hace humanos, las relaciones personales físicas, vivir el mundo de “afuera” , disfrutar lo que se nos ha regalado, no volvernos esclavos frente a un monitor.

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